España es sin duda uno de los países del mundo con una historia más rica. Buena prueba de ello son sus 15 ciudades merecedoras de uno de los títulos en lo referente a la cultura más prestigiosos que pueden otorgarse. Vamos a seguir conociendo cuáles son las ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad y por qué deberías visitarlas.
Cuenca
Cuenca es una realidad urbana sorprendente donde se enlazan los tiempos del pasado y los del presente, donde patrimonio cultural y patrimonio natural se complementan y ofrecen al visitante una oportunidad para sorprenderse, siendo otra de las ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad.
El Casco Antiguo de Cuenca y sus seculares barrios aledaños permanecen con idéntica fisonomía a la que en aquella época adquirieran. Muchos de sus más nobles edificios mantienen hoy la condición que les dio origen: conventos en los que aún impera el silencioso rezo de sus monjas de clausura, templos en los que se renueva a diario la fe de los creyentes, casonas blasonadas en las que se mantiene viva la memoria, el Ayuntamiento soportado en arcos que se abren para acceder a la Plaza Mayor. Otros, se han aplicado a preservar su incomparable patrimonio histórico y artístico, transformándose en sedes de museos, fundaciones y en el Archivo Provincial.
Ibiza
El verdadero encanto de la ciudad de Ibiza reside en la huella que han dejado las sucesivas civilizaciones que recalaron en ella durante sus siglos de historia. Su inmejorable situación ha marcado su evolución convirtiéndose, ya desde la antigüedad, en un punto estratégico para las rutas de navegación mediterráneas entre oriente y occidente. Según los historiadores clásicos, la ciudad fue fundada, en el año 654 antes de Cristo por los fenicios, que vieron en la colina y en la bahía natural el emplazamiento idóneo para su asentamiento.
Durante la época púnica, Ibiza alcanzó su máximo esplendor, con la expansión de la ciudad fruto de la actividad comercial y agrícola. La necrópolis del Puig des Molins es el testimonio excepcional de la cultura púnica en occidente. Después de la dominación romana y de las invasiones de vándalos y bizantinos, Ibiza fue colonizada por los musulmanes de Al-Andalus en el siglo X. El triple recinto de las murallas musulmanas, del que todavía se conservan algunos elementos, es sólo una de las profundas huellas que quedaron en la ciudad y en toda la isla.
La cultura occidental llegó a la isla el año 1235 bajo el reinado de Jaime I. Por encargo de Felipe II, las murallas medievales fueron sustituidas por la actual fortaleza renacentista, considerada una de las mejor conservadas del mundo.
Mérida
Mérida fue fundada en el 25 antes de Cristo con el nombre de Emerita Augusta por Octavio Augusto para los soldados eméritos licenciados del ejército romano de dos legiones veteranas de las Guerras Cántabras. Estas legiones se ubicaron en el poblado ya existente a cambio de darles la categoría de ciudadanos romanos a los antiguos pobladores. La ciudad fue la capital de la provincia romana de Lusitania, convirtiéndose muy pronto en escenario donde se asentaron nuevas formas de entender el mundo. Se inicia así un periodo de gran esplendor del que dan testimonio sus magníficos edificios: el teatro, el anfiteatro, el circo, los templos, los puentes y los acueductos. Los puentes fueron los elementos que hicieron de esta ciudad paso obligado hacia todos los puntos de la Península y los que le proporcionaron momentos de gloria o de angustia durante estos últimos veinte siglos. Se trata de construcciones singulares por su magnífico estado de conservación y, en el caso del puente que salva el Guadiana, por ser una de las obras de la ingeniería romana más importantes todavía en uso.
Durante siglos y hasta la caída del Imperio Romano de Occidente, Mérida fue un importantísimo centro jurídico, económico, militar, cultural y una de las poblaciones más florecientes en época romana, que Ausonio catalogó en el noveno lugar entre las más destacadas del Imperio, incluso por delante de Atenas.
En el siglo VI sobresale la figura del Obispo Mausona y el cristianismo se arraiga con fuerza. De esta fe popular da muestra la figura de la Mártir Santa Eulalia, patrona de la ciudad. En el año 713 el caudillo árabe Muza conquistó la ciudad. Quien visite Mérida, verá transmutado el pasado en objeto de ocio y didáctica, uno de los aciertos de sus museos y exposiciones. Ocasionalmente, la ruina despertará de su letargo y acogerá, tal y como lo hiciera en su apogeo, bajo el manto atemporal de la cultura la celebración del Festival de Teatro Clásico. El paso por Mérida permite descubrir, en orden, multitud de piezas pertenecientes a un puzle cultural que alberga más de siete siglos de la vieja historia de este país. Cómo no reconocerla como una de las ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad.
Salamanca
Salamanca ha sido a lo largo de su historia un centro de conocimiento de trascendencia y proyección universal. Un conocimiento que se fraguó en sus interiores pero que también tomó cuerpo en lo exterior, desde la literatura a la arquitectura con tendencias artísticas como el románico, gótico, plateresco y barroco. Ser considerada la ciudad renacentista española por excelencia la hace única, tanto en la estética arquitectónica y urbana de la ciudad que ha llegado hasta nuestros días, como por la especial relevancia que el pensamiento humanista y el anhelo del saber propios de este periodo dieron a la ciudad. No sólo por su famosa universidad es una de las ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad. Así, Salamanca, con sus palacios, conventos, casonas, plazas y protagonistas como fray Luis de León o Francisco de Vitoria, pone de relieve una época de especial impulso en la ciudad.
La riqueza de su patrimonio histórico artístico, el color de su piedra de Villamayor y su condición de ciudad viva, propiciaron que en 1988 fuera nombrada Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y en 2002 Capital Europea de la Cultura. Gran parte de la vida de la ciudad gira en torno a la Universidad, sus estudiantes y curiosidades que le dan un aire cosmopolita y contemporáneo. Ese ambiente viene marcado por los extranjeros llegados de distintas partes del mundo para estudiar español, la relación de Salamanca con América y el latir vivo y continuo de la ciudad.
San Cristóbal de la Laguna
Su diseño con instrumentos de navegación marítima y a cordel es una de las características diferenciadoras de esta ciudad tinerfeña fundada en 1497 por el Adelantado Don Alonso Fernández de Lugo. Este modelo de trabajo fue repetido por los españoles, posteriormente, en tierras americanas. Concebida a la medida del hombre, supuso la materialización de una nueva concepción filosófica, profundamente humanista, que se adelantaría a los tiempos. Situada en la atalaya atlántica desde la que España abordaría su mayor gesta, ha sido el obligado nexo de dos culturas. Un simple paseo por la vieja ciudad hace evidente la disposición geométrica de sus calles; vías habitadas por viejas casonas y palacetes con fachadas de colores intensos o pórticos de piedra. La arquitectura civil y religiosa también fue ordenada en la gestación de la ciudad y todo aquel entramado urbanístico inicial ha permanecido intacto desde finales del siglo XV.
La Laguna, rodeada de fértiles tierras, valles y una pequeña cordillera, ha sido eje político, económico y social de Tenerife durante cuatro siglos, lo que se evidencia en el señorío austero de su arquitectura y la sobria belleza de sus monumentos, edificios públicos y numerosos templos.
Entre estos, son varios los que datan del siglo XVI y en ellos se conservan valiosos tesoros artísticos: la Iglesia y Convento de San Agustín; la de Nuestra Señora de la Concepción; la actual Iglesia-Catedral, construida en 1913 en los aledaños de la derruida ermita de Santa María de la Expectación y consagrada a Nuestra Señora de los Remedios; el Real Santuario y ex Convento de San Francisco, donde se venera la hermosa imagen tallada del Santísimo Cristo de La Laguna, y la que fundara en 1522 el padre Mendoza, integrada al monasterio de Santo Domingo de Guzmán. Algunos edificios civiles son igualmente representativos como la singular Casa Salazar, del siglo XVII, muestra acabada del barroco canario que incorpora curiosos detalles como sus gárgolas zoomorfas, que evocan el prehispánico mexicano; los palacios de Nava y Lercaro, y el propio Ayuntamiento cuya fachada neoclásica está revestida con aplacado de cantería azul.
Relacionado:
- Las 15 ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad (I)
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