Las 15 ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad (III)

Las 15 ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad (III)
11 marzo, 2020 REDPISO

Finalizamos el repaso a las ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad para la Unesco por algunas de las ciudades que más relevancia artística y monumental durante periodos tan relevantes como la presencia romana en la península o la Edad Media. Ciudades históricas, con mucho para ver, y que no deberías perderte.

Santiago de Compostela

Santiago de Compostela, desde su nacimiento en la Edad media, se convierte en el paradigma de ciudad universal por ser meta de peregrinación, no sólo religiosa, sino también cultural. Al acercarnos a Santiago de Compostela, descubrimos una ciudad hecha a medida del caminante. Sus calles y plazas forman un conjunto inigualable, armónico y homogéneo. La peregrinación a Santiago fue el acontecer religioso y cultural más destacable y más profundamente vivido de la Edad Media, hecho reconocido recientemente por el Parlamento Europeo, que designó al Camino como Primer Itinerario Cultural Europeo, y por la Unesco, que lo declaró Patrimonio de la Humanidad. Pero además de meta de peregrinación, Santiago es un centro turístico de primera magnitud.

Los orígenes de la ciudad se remontan al hallazgo en el año 813 de la tumba del Apóstol Santiago. La primera basílica se construyó en el siglo IX y la actual Catedral es el resultado del paso de los siglos. En ella se resumen, en armónico equilibrio, el románico original, el gótico, el renacentista, el barroco y el neoclásico, y viene a ser uno de los monumentos más importantes de arte medieval español. Caminar por Santiago de Compostela supone descubrir infinidad de tesoros: palacios, monasterios, templos y plazas, pero también el espíritu de sus gentes acostumbradas a recibir viajeros de todos los caminos, la bulliciosa presencia de los miles de estudiantes de su Universidad, cinco veces centenaria, y disfrutar de la inmensa oferta cultural que ofrece la ciudad. El destino del Camino que recurre Europa no podía quedarse fuera de las ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad.

Segovia

Un alto Acueducto romano que cruza las viejas calles medievales, un Alcázar que recuerda a los castillos centroeuropeos, iglesias románicas de atractivo espiritual, la ubicación entre el verdor de la sierra y la parda llanura. Todo en esta ciudad castellana es peculiar e inconfundible. En diciembre de 1985, la Unesco incluyó a la antigua ciudad de Segovia y su acueducto romano en el listado de Ciudades Patrimonio por la belleza de su enclave, de su entorno, de sus edificios, arboledas y calles. Segovia es así porque desde ella Alfonso X estudiaba el firmamento, porque Quevedo se inspiró en sus espacios y sus gentes para escribir el Buscón don Pablos, porque en esta ciudad fue proclamada Reina de Castilla Isabel I, la Católica, y porque aquí se guarda el primer libro impreso en España, “el Sinodal de Aguilafuente”.

A Segovia la han hecho los místicos Juan de la Cruz y Teresa de Jesús, y los valientes guerreros Juan Bravo el Comunero, o Día Sanz y Fernán García conquistadores de Madrid a los moros. Pero también a Segovia la han dado forma y sentido la palabra de María Zambrano, los paseos, tertulias y clases de Antonio Machado en el Instituto, Gómez de la Serna desvelando ‘El secreto del Acueducto’ y Louis Proust investigando en el Real Laboratorio de Química a la sombra del Alcázar. Además, las calles y las plazas de la ciudad se convierten varias veces al año en escenario de actividades artísticas.

Tarragona

Tarraco fue la primera fundación militar romana fuera de la península Itálica y la ciudad desde donde se impulsó la conquista, ordenación y estructuración de Hispania. La antigua Tarraco sigue siendo el corazón visible y latente de la moderna ciudad catalana. Sus prominentes restos se mezclan, en una cálida atmósfera, con los perfiles de otros siglos y con el brillo azul del Mediterráneo. La ciudad responde a la consolidación de un primer campamento militar, efectuada por Cneo Escipión en el 218 antes de Cristo. Poco tiempo después se consolidó como puente para la conquista de toda la península Ibérica, papel que no perdió en toda su dilatada historia, ya que con el tiempo se convirtió en la capital de la Hispania Citerior o Tarraconensis.

El origen romano de Tarragona dibuja, aún hoy, su fisonomía urbana. Las murallas delimitaron su forma, reconocible incluso donde no se han conservado. El recinto de culto con su templo existe todavía en los muros de la catedral medieval. Las bóvedas del Circo romano forman parte, actualmente, de plazas, bajos de viviendas, restaurantes, locales de ocio y comercios. Y su anfiteatro, espacio de diversión y castigo, ha sido también lugar de culto cristiano e, incluso, prisión. De su larga historia y amplio desarrollo urbano han llegado hasta nuestros días importantes edificios y material arqueológico, que convierte a la antigua Tarraco en un ejemplo único entre las ciudades del Occidente romano, tanto por la cantidad como por la calidad y el estado de conservación de sus edificios. Muchos vestigios romanos en otra de las ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad.

Toledo

Toledo es un laberinto de historia viva y compartida. Una ciudad que tiene algo importante que aportar a los problemas actuales y universales de convivencia y paz: su herencia histórica de coexistencia y tolerancia de las Tres Culturas, la judía, la cristiana y la musulmana. Todos los estilos arquitectónicos y todas las culturas han dejado muestras singulares de su presencia en una de las más ilustres ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad. Los romanos la denominaron Toletum y bajo su dominación se construyeron templos, teatros, anfiteatros, circos, murallas y acueducto. Con la desaparición de la Hispania romana, la ciudad fue ocupada los visigodos que la convirtieron en su capital, extendiendo su reino a toda la Península. La conversión de su rey Recaredo en el año 587 y la celebración en ella de los concilios visigóticos iniciaron la vinculación de la ciudad con el cristianismo. Con la llegada de los musulmanes a principios del siglo VIII la ciudad pasa a denominarse Toleitola.

Las tropas cristianas de Alfonso VI entraron en Toledo en 1085 poniendo fin a la dominación árabe. Durante esos siglos medievales, la ciudad de Toledo fue sede de la Corte y capital de la monarquía castellana y fue entonces cuando se desarrolló la Escuela de Traductores de Toledo. Bajo el amparo económico y la protección de los arzobispos toledanos, eruditos judíos y cristianos mozárabes se encargaron de la traducción de un buen número de obras clásicas, griegas y romanas, escritas por Aristóteles, Ptolomeo e Hipócrates. Toledo alcanzó su mayor esplendor en el siglo XVI, incluso después del traslado de la capitalidad a Madrid en el año 1561. La única institución importante que quedó en la ciudad fue la Iglesia, por lo que llegó a ser considerada como segunda Roma. En ese ambiente, El Greco, produciría sus mejores cuadros. En el siglo XIX el motor económico fueron los centros de instrucción militar y la llegada de un sinfín de viajeros alentados por su imagen romántica. Novelistas y poetas difundirán la belleza de Toledo en sus publicaciones.

Úbeda

Úbeda, considerada como uno de los más sensacionales conjuntos renacentistas de Europa, se asienta en el tramo alto de un Guadalquivir, es una isla de gran riqueza histórica en medio de un mar de olivos. Su privilegiada situación ha hecho que las principales civilizaciones hayan dejado su huella en la ciudad. Cruce de caminos entre el centro de la península y Andalucía, y paso obligado para llegar desde el levante, este emplazamiento estratégico la ha configurado como una de las ciudades intermedias más importantes de Andalucía.

Es asombroso el conjunto de palacios que reflejan el poder y la riqueza de una burguesía y nobleza ubetense que no dudó en contar con los más afamados arquitectos para la construcción de sus residencias, muy al gusto de las nuevas tendencias que comenzaban a imperar en la Italia del siglo XVI. En el extremo sur de la ciudad se alza una de las plazas más bellas de España, la Plaza Vázquez de Molina. En ella se citan algunos de los monumentos más sobresalientes del Renacimiento: la Sacra Capilla de El Salvador, el Palacio del Deán Ortega (actual Parador de Turismo), el Palacio del Marqués de Mancera, la Iglesia de Santa María de los Reales Alcázares (con fachada renacentista y claustro gótico), la Fuente Renacentista, y el Palacio Juan Vázquez de Molina (también llamado Palacio de la Cadenas, actual sede del Ayuntamiento). Otros motivos para visitar Úbeda son sus arraigadas fiestas, sus artesanías milenarias o su gastronomía.

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