Cada vez hay más coches y diseñar las calles resulta más complicado, sobre todo por la gran cantidad de intersecciones que se necesitan y porque los peatones necesitan de espacio suficiente. Así, surgen algunas claves que dan pistas sobre cómo serán las calles que se diseñen en un futuro.
En primer lugar, debe haber diferentes carriles para los coches y para el transporte público para evitar aglomeraciones y atascos en estos servicios. Los transportes públicos no deben estar diseñados sólo para el centro de las ciudades, sino que tienen que conectar a éste con la periferia y a las zonas alejadas entre ellas. Además, en ningún momento hay que olvidar a los peatones, que necesitan de espacio suficiente para caminar por la calle y precisan de numerosos pasos de cebra y cruces para utilizar la calle de forma funcional. Aumentar el número de pasos de cebra evitaría que muchas personas cruzasen por sitios indebidos poniendo en peligro la circulación. Reducir el tiempo de espera en estos cruces, tanto de peatones como de coches, también es algo a tener en cuenta. Una cuestión importante es adaptar el trazado urbano a las necesidades de personas con minusvalía, para esto habría que implantar señales auditivas en todos los semáforos, hacer bordillos sin altura y habilitar plataformas. Elegir dónde situar las paradas y estaciones de los servicios públicos también será importante a la hora de planificar una nueva calle para ganar en comodidad y seguridad.
A la orden del día está la sostenibilidad, por lo que las calles del futuro dispondrían de zonas verdes en las que poder practicar deporte y doten a la ciudad de aire limpio, ayudando también a recoger el agua de lluvia.
Señalizar bien las vías y evitar cambios de dirección muy bruscos que pueden provocar choques o colisiones hará que los ciudadanos se sientan más seguros y cómodos a la hora de transitar la ciudad, por lo que disfrutarán más de ella.
