En el pasado trimestre se vendieron 121.526 viviendas y aunque no se alcanzan los datos registrados en 2006 el sector inmobiliario tiene que estar de enhorabuena. Es el mejor resultado registrado desde el 2008 cuando la economía mundial se sumió en un oscuro pozo del que estamos saliendo casi 10 años después.
Este “despertar” en el sector inmobiliario está contribuyendo a que las Comunidades y los ayuntamientos recauden unos 25.000 millones de euros por los tributos relacionados con la construcción: impuesto de transmisiones patrimoniales, patrimonio, actos jurídicos, IBI, construcción y obras (ICIO), plusvalías, licencias. Pero no se tiene en cuenta el IVA que en 2016 aportó unos 1600 millones a las arcas públicas.
El impuesto municipal sobre bienes inmuebles (IBI) crece año tras año: si aumentan los precios los alcaldes piden al catastro una revisión de los valores catastrales. Si no, suben los tipos del impuesto. El IBI es el impuesto que salvaguarda la cuenta de resultados de los Ayuntamientos ya que sin él la recaudación es menos de la mitad que en 2006
El Impuesto sobre construcciones y obras (ICIO) es uno de los que más se ha resentido durante la crisis inmobiliaria pero se está empezando a recuperar. Es un impuesto que no tiene coste político pero peligroso porque no son ingresos ordinarios y los Ayuntamientos se han acostumbrado a financiar gastos corrientes con estos recursos pero si cambian la situación se quedan sin poder recurrir a ellos. Este impuesto llegó a aportar casi 2.500 millones de euros a las arcas locales en 2006.
