Los años de crisis han provocado profundos cambios en los hábitos de la vivienda e inmobiliarios en el panorama nacional. Esto ha hecho que tanto como propietarios como inquilinos, en el caso del alquiler de viviendas, han cambiado ciertos comportamientos pensando, únicamente, en obtener el máximo beneficio.
Uno de estos hábitos es alquilar la vivienda a varias personas en vez de solo a una. Antes esto se daba en pisos de estudiantes, pero ahora se puede encontrar entre personas adultas, pues ha aumentado en un 25%. Esta práctica tiene beneficios para las dos partes, pero también puede tener ciertos perjuicios.
Por un lado, los beneficios de alquilar un piso a varias personas para el propietario es que puede llegar a ganar hasta un 30% más de dinero, que esta práctica tiene menos riesgo de impago y que, en ocasiones, si un arrendado se va es él mismo quien busca a alguien para que lo reemplace y, sino, pueden hacerlo el resto de arrendados. Para los alquilados, los beneficios son que ahorran gran cantidad de dinero, pues es mucho más barato el alquiler de una habitación que de una casa entera, además podrán conocer gente nueva y vivir experiencias compartiendo casa. La parte negativa es que perderán intimidad y que, en ocasiones, pueden no congeniar con el resto de habitantes de la casa.
Este tipo de alquiler permite ahorrar una gran cantidad de dinero a los inquilinos, lo que facilita que vivan de esta forma en el centro de las ciudades o cerca de áreas de interés (por ejemplo, los estudiantes vivirán de esta forma cerca de las Universidades). No se suelen encontrar este tipo de viviendas en zonas de la periferia o lejos del centro.
