Aunque pueda parecer lo mismo, estos dos tipos de alquileres tienen algunas diferencias que los distinguen.
Las viviendas que pueden alquilarse como “turísticas” tienen que reunir unas características y cumplir ciertos requisitos como que tienen que estar completamente amuebladas, es decir, listas para entrar a vivir. Además, tiene que aparecer promocionado en sitios, agencias o portales turísticos, tener ánimo de lucro y responder a un régimen específico. Además, este tipo de arrendamientos deben incluir una serie de cualidades propias del sector como servicio de limpieza, cambio de sábanas, etc.
En cambio, el arrendamiento de temporada consiste en alquilar un inmueble por un periodo de tiempo determinado sin que el propietario se comprometa a realizar ningún servicio.
Por lo tanto, la diferencia entre los alojamientos turísticos y los de temporada son estos servicios que se prestan a los inquilinos, ya que en el caso de los inmuebles turísticos la relación sería más parecida a la de un hotel.
