El impuesto de sucesiones y donaciones o también conocido como ISD, es un tributo que grava la transmisión de bienes y/o derechos entre personas físicas, y se lleva a cabo cuando alguien recibe un bien en herencia o donación. Cuando una persona fallece el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que forman su herencia pasará a sus sucesores, y por tanto, es por esa adquisición por la que se pagará este impuesto.
En el caso de sucesiones, el impuesto grava incrementos patrimoniales obtenidos por las personas físicas a título gratuito. En el caso de donaciones, el objeto son los incrementos patrimoniales obtenidos por personas físicas a título gratuito. También se tributará por la percepción de cantidades procedentes de seguros de vida cuando el contratante sea una persona distinta del beneficiario.
Son los herederos y legatarios los que tienen que declarar el impuesto de sucesiones por el legado que van a recibir. Es un porcentaje progresivo, en el que no hay una cantidad fija de gravamen, sino que cuanto más se hereda, más se paga. Además, estos bienes y derechos que se adquieren deberán valorarse por su valor real a la fecha de fallecimiento. Por otro lado, este impuesto está cedido a las Comunidades Autónomas, las cuales tienen competencias en recaudación y comprobación. Estas además podrán aplicar sus propias normas en relación a aspectos como los tipos impositivos o reducciones de la base imponible.
