Para adentrarse en el mercado financiero es importante saber una serie de conceptos como qué es la renta fija y la renta variable. Diferenciar cada una de ellas es necesario para que la inversión sea efectiva y que los resultados sean positivos.
Renta fija
La renta fija hace referencia a las emisiones de deuda elaboradas por empresas privadas y organismos públicos. Este concepto tiene una fecha de vencimiento y suele recomendarse a inversores conservadores. Aquellos inversionistas que prefieren la renta fija a la hora de comprar el activo, tienen que saber las cantidades que van a recibir y las fechas indicadas.
Sin embargo, con la renta fija el inversor puede tener pérdidas por riesgo de impago, falta de liquidez o que el emisor no devuelva el dinero adecuado. Por tanto, si se hace una compra de renta fija se tiene que examinar si puede existir un peligro de impago.
Renta variable
La renta variable hace alusión a las acciones de todas las empresas que cotizan en bolsa. Su nombre define a la perfección su función, ya que la rentabilidad de la inversión con este tipo de rentas puede subir o bajar.
A diferencia de la renta fija, la renta variable no asegura ningún pago periódico ni la devolución de la inversión. Esta variación depende de muchos factores externos, como políticos, económicos, sociales, la evolución de los países, etc.
Esto puede ser un riesgo, pero también puedes obtener mayor rentabilidad. Muchos inversores prefieren este tipo de rentas porque los resultados puedes ser muy positivos.
La renta variable es para aquellos inversores que tienen capacidad de hacer frente a los grandes riesgos del mercado financiero. Si eres un inversor con gran potencial y quieres tener la posibilidad de obtener ganancias, la renta variable puede ser tu opción.
