El confinamiento produce algunos cambios lógicos en la economía familiar. Al pasar más tiempo en casa, hacemos un uso mayor de los aparatos eléctricos que tenemos y, por tanto, la factura de la luz se encarece. Pero, ¿hay alguna manera de ahorrar sin cambiar en exceso nuestros hábitos? Por supuesto, hay algunos trucos más allá de apagar las luces, pero sólo servirán si los mantenemos en el tiempo. Estos son los principales:
Revisa tu tarifa
Es la gran asignatura pendiente. La mayoría de usuarios no conoce ni siquiera qué tarifa tiene contratada con su compañía. En muchos casos, tienen tarifas desfasadas o poco acordes a sus hábitos, por lo que, ahora que tienes tiempo, es un gran momento para analizarlo. Como atajo: en internet es sencillo encontrar comparadores de tarifas y compañías (como el de la OCU).
Aprovecha la luz natural
España es un país soleado, por lo que puedes evitar gastar luz en iluminar tu casa durante el día si abres bien las persianas y cortinas y distribuyes bien los muebles, evitando que estos impidan la entrada limpia de luz en las estancias.
Economiza energía
Utiliza bombillas de bajo consumo, como las LED, desconecta los aparatos en lugar de dejarlos en ‘stand by’ y utiliza programas cortos y eco en los electrodomésticos que más gastan, como la lavadora o el lavavajillas. Prioriza el uso del microondas sobre el del horno, puesto que este último consume mucho más. Otro truco es tapar las ollas y las sartenes mientras cocinamos: habrá mucha menos fuga de calor y la comida estará hecha antes.
Aprovecha la energía residual de los aparatos caloríficos
La vitrocerámica, el horno o la plancha seguirán calientes tras ser desconectados, aprovecha ese calor para terminar de hacer la comida o de planchar las prendas de tejidos más finos.
Sé decidido en el frigorífico
No lo dejes abierto. A todos nos pasa, a veces nos demoramos un rato contemplando el frigorífico antes de coger algo. Cuando lo cerramos, tiene que trabajar para restablecer el frío que ha perdido y consume energía extra. Por eso, haz algo muy sencillo: piensa lo que vas a coger antes de abrirlo. Y, por supuesto, no introduzcas alimentos aún calientes.