En los últimos tiempos han nacido nuevas formas de financiación que no tienen nada que ver con los bancos o con las entidades financieras. Una de estas formas es la financiación P2P, que consiste en hacer préstamos entre personas particulares. Consiste en que uno o varios inversores deciden apoyar el proyecto de una persona o de una empresa y le aportan financiación. Este negocio se ha extendido mucho en los últimos años, habiendo subido un 152% desde el año 2012.
Existen plataformas online para poner en contacto a los inversores, que buscan rentabilidad, con las personas que necesitan el dinero, que buscan financiación. Estas plataformas realizan estudios de los destinatarios para conocer su solvencia y les asignan un nivel de riesgo, así los inversores saben qué esperar de cada uno. Una de las finalidades de implantar niveles de riesgo consiste en que, cuanto mayor sea este nivel, mayor rentabilidad se ofrecerá. Esto es algo normal debido a que los inversores aceptan asumir un riesgo mayor a cambio de obtener más rentabilidad.
La persona que quiere llevar a cabo su proyecto lo subirá a la plataforma y los inversores irán ofreciéndole dinero. Una vez consiga el 100% de la financiación, el dinero se le dará y deberá ir devolviéndolo mensualmente.
A pesar de todas las facilidades y oportunidades que brindan los préstamos P2P, también suponen algunos riesgos. Por ejemplo, aún no están homologados por el Banco de España. Ofrecen una gran transparencia porque aparecen detallados todas las comisiones, pagos, intereses, condiciones, etc.
Este tipo de préstamos se están afianzando y cada vez son más comunes, por lo que pueden suponer una verdadera nueva forma de financiación en el futuro, con mucha fuerza y competitividad.
